19 de Mayo.- He entrado con el pie derecho… y lo he metido hasta el corvejón. Mi primera frase en el servicio ha sido “Ottia eso es un acelerador. No veas si es grande. Joder y se mueve solo”. Lo positivo de esto es que he dejado claro las ganas y la necesidad que tengo de aprender.
24 de Mayo.- Me he vuelto a perder en el hospital. Tuve que llamar a mi R2 al móvil para que viniera a buscarme. Al menos he descubierto que hay un ascensor que sólo para en las plantas 4 y 7 y que las conexiones entre los doce edificios que componen el hospital están en las plantas de número primo cuya suma de cifras acaban en dos.
2 de Junio.- ¡Por fin he conseguido estar media hora seguida en el servicio de radioterapia! Entre presentaciones y papeleos varios no había estado tanto tiempo seguido allí desde que entré. Mi R2 se ha cansado de acompañarme a todos los sitios, aunque he mejorado bastante mis conocimientos del hospital: ya sé donde está la cafetería y las salidas de emergencia.
14 de Junio.- He descubierto que llevo un mes dando una vuelta del carajo para salir del hospital, pero ya no me pierdo. Ayer me aventuré yo sólo hasta Salud Laboral y lo encontré. ¡Maldita la hora! Me han puesto más vacunas que si fuera a la selva. En el servicio bien, los adjuntos ya me hablan y alguno se sabe mi nombre.
16 de Junio.- Mi formación sigue a pasos de gigante. Ya diferencio un acelerador del escáner. Me han proporcionado la bibliografía básica del residente. Como soy físico he calculado que a razón de 200 páginas por día en seis años me habré leído todo.